Una cierta inquietud me camina
y se instala aquí en mi pecho.
Es un dulce escozor de algo incierto,
una agradable sensación ya conocida.
La distancia pone un toque de “tal vez”
y tus palabras la suavidad de un “te quiero”.
Este otoño que caduca en mi piel
se revuelve inquieto ante la brisa
que me trae recuerdos de sentires,
Momentos casi olvidados en un recodo del ayer,
entonando una balada suavemente
en el hueco sutil de mi almohada.
Una cierta inquietud me vive
y amanece en mis pupilas displicentes,
con tu imagen lejana, casi ausente,
repitiendo suavemente un “te quiero”
que mi alma recoge como un “tal vez”