Casi sin darme cuenta
gotas de amor recorrieron mi cuerpo,
endulzándolo hasta la demencia,
acariciándolo con ternura.
Mi piel se encendió como el fuego,
el corazón dio un vuelco,
mi alma resurgió de las ruinas
y aquí estoy, amando otra vez.
Sintiéndome la diosa del amor,
apostando cada sentido a la pasión,
viviendo por y para ti cada día,
amándote en el silencio cómplice.
Gotas de amor van recorriendo
y descubriendo los secretos de mi cuerpo,
sacudiendo cada rincón de mi piel,
llevándome al éxtasis con desenfreno.
© Verónica Curutchet