Una vez, había dos matemáticos chinos que andaban de viaje por
New York. Una noche decidieron ir a un table dance y deleitar sus diminutos
ojos con la belleza de la mujer occidental.
Los chinitos, además de matemáticos, eran economistas y, para no pagar una entrada en vano, acordaron que solo uno de ellos iba a entrar y si estaba bien el ambiente, avisaría al otro por medio del mesero.
Cuando el chinito entró, se quedó maravillodo con el lugar; no sólo
utilizo la vista, sino que aparte de la barra libre, había libertad de "meter las manos en la masa".
Después de una hora, finalmente le mando al amigo una nota con el
mesero que decía:
61, 31, 41, / + 31 + 41, 20, 20, 20, 20
Cuando el chinito leyó la clave, entró corriendo al lugar.
El mesero, por su parte, se había quedado sorprendido de que solo con unos números, el amigo había entendido y fue a preguntarle a los chinitos qué significaban esos números, a lo que los asiáticos respondieron:
"¡Ah! Muy sencilo. Y viendo los némeros: 61, 31, 41, / + 31 + 41, 20, 20, 20, leyó en voz alta: "Se senta uno, tenta uno, calenta uno, entle mas tenta uno, mas calenta uno...vente, vente, vente".