Te he visto abrasar el Cielo esta mañana
con el aliento en llamas
de tu Aurora,
y en el vergel de mi alma han florecido
mil soles
de margaritas amarillas.
Este bosque, Primavera, es mi jardín; tu jardín secreto;
efluvios de tu carne, verdes
como la fragancia menta del rocío.
Este bosque dorado es tu universo,
y a él me llevas, hechizado,
con tu poder de seda.
Tú eres mi perla preciosa,
mi diamante,
mi flor amante y mi argumento;
mis diez mandamientos, mi religión, mi razón
de vivir. Tú eres mi loca,
mi roca y mi lluvia de Verano…
Yo te llamo Primavera, mi Primavera,
porque te amo;
porque las flores secretas de tu bosque me fascinan.
Tu nombre, Primera-Era, es soplo de vida, parto sagrado;
un poema necesario,
puente hacia un viaje imaginario.
Tú eres mi fuente,
mi novia,
mi Sabiduría.
de la red
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