Con qué se ilumina a
las conciencias?
¡Bienaventurados los
que andan por los caminos de Dios, porque Él mismo será la luz que ilumine sus
pasos...! ¡Bienaventurados los que padecen persecución por la causa de la verdad
y la justicia, porque Dios mismo será su defensor...! ¡Bienaventurados los que
secando sus lágrimas bendicen a Dios en medio del dolor, porque Él reclamará el
derecho de glorificarles y consolarles...!
Hijos míos que en el
retiro y el silencio buscáis la onda de paz y de amor que vuestros invisibles
amigos tienden sobre vosotros como un suave manto de flores eternas, sabed que
ha sonado ya la primera llamada de la Justicia Divina, tanto para los que todo
lo sacrificaron por la causa de la Verdad, como para los desventurados que
buscando ahogarla bajo la montaña secular de sus ambiciones y egoísmos,
sembraron muerte y desolación.
¡Largos siglos de
misericordia y de piedad infinitas...! ¡Largos siglos de llamadas insistentes de
los mensajeros divinos a las puertas de la humanidad...! ¡Largas edades de
aprendizaje para los espíritus nuevos que formaron la humanidad de este
planeta...!
¡Todo eso ha pasado ya
como un soplo, en la eternidad de Dios...! ¡Como un soplo que vibrando quedará
eternamente en los planos inconmensurables de la luz que nunca se
apaga!
¡Un nuevo horizonte
clarea diáfano y puro para quienes, esforzados y perseverantes, anduvieron por
los ásperos caminos que conducen a la purificación espiritual...! ¡La hora de la
Justicia y de la Verdad ha sonado...! ¡El Amor y la Gloria deshojan sus flores
eternas sobre la frente de los inmolados, de los sacrificados, de los puros de
corazón, de los que buscaron a Dios a través de sus angustias, de sus agonías,
entre torturas del cuerpo y torturas del espíritu!
Y he aquí que Yo, ángel
de amor y de paz, agua de misericordia y de piedad... beso de ternura y de amor
del Padre Universal sobre los hombres de esta tierra durante tantas edades, seré
ahora rayo de justicia, relámpago de terror y de espanto para los que
endurecidos en la iniquidad, cristalizados en el dogma que encadena a los
espíritus, cerraron tenazmente sus oídos a la Verdad de Dios traída por mí en
tantas vidas de sacrificio por levantarles de su postración y de su atraso...
Sonando está la hora en que el Mesías del Amor dará paso a la Justicia Eterna
cuya espada flamígera apartará de esta Tierra, para ser purificada, a todos
aquéllos que sólo vivieron sobre ella para anegarla en lágrimas y en sangre, en
errores y en crímenes, en la baja e inicua moral emanada de la fuerza que no
reconoce más derecho ni más ley que la de su propia
voluntad.
¡Hijos míos, que en el
dolor y en el desamparo buscáis en el espacio infinito el pensamiento de amor de
vuestro Maestro...! Su pensamiento os responde en esta hora, como el sereno
resplandor de la Luz Divina que alumbra vuestro camino a seguir; ¡ese camino que
anduvieron todos aquéllos que conmigo pactaron un día la sublime alianza de la
redención humana...! ¡Y ese resplandor que es verdad y es Ley Eterna os dice que
no es con el brillo de grandezas materiales, ni con la efímera atracción de las
cosas que perecen, con lo que se ilumina a las conciencias y se guía a los
espíritus hacia horizontes de paz y de dicha sino con la abnegación y con el
sacrificio, con el dominio de todas las pasiones y con el exuberante
florecimiento de las más excelsas virtudes!
Hermosa es la palabra
enunciada por labios fervientes en la onda musical de una oratoria que subyuga y
arrastra, pero es divina la palabra de verdad vivida y sentida, palpitando en
las acciones, en los pensamientos y deseos de quienes habiendo llegado a
comprenderla, tienen el valor de practicarla sin vacilaciones y sin
ostentación.
Sea éste vuestro
apostolado: el de los hechos, en forma que cuando el mundo os oiga hablar de
tolerancia, sepáis ya tolerar sin protestas y sin quejas; cuando habléis de
perdón de las injurias hayáis perdonado ya setenta veces siete; cuando habléis
de caridad fraterna, hayáis enjugado más lágrimas de las que vuestros propios
ojos han derramado; y cuando cantéis himnos al Amor! hayáis sido capaces de amar
hasta por encima de todas las cosas...! ¡Sólo así se enseña con eficacia a los
seres...! ¡Sólo así se levantan las* humanidades y se redimen los
mundos...!
Venid pues, conmigo, a,
los campos serenos de la Verdad que es Luz y es Amor, si os sentís con fuerza
para ello; mas antes de comenzar la siembra, llenad vuestro saco de simiente; no
sea que a mitad de la tarea os quedéis con las manos
vacías...
Vivid esperando la hora
de la justicia y la glorificación, que si en vosotros está la justicia y la
verdad de Dios yo os digo: el que a vosotros oye, a Mí me oye; el que a vosotros
persigue a Mí me persigue y sus pasos al abismo le
conducirán