Nadie es lo suficientemente bueno
“Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos.”
Isaías 1:18
Nadie es lo suficientmente bueno para salvarse a si mismo; y nadie es tan malo que Dios no le pueda salvar. Pablo dá gracias a Dios por el ministerio al que fue llamado habiendo sido antes un blasfemo, perseguidor e injuriador.
y por haber sido recibido a misericordia para que Jesucristo se mostrase en él.
1º Timoteo 1:12-17.
Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio,
habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.
Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús.
Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.
Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna.
Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
anecdota. Hubo una conversacion de una joven madre que estaba tratando de explicarle la muerte de su padre a su hijita de cuatro años.
La niña se preguntaba dónde estaría el abuelo. “Estoy segura de que está en el cielo- respondió la madre-, porque él era muy bueno.” La niña respodió con tristeza. “supongo que yo no iré al cielo”,
¿Por qué no? le preguntó su madre sorprendida. “Porque yo no soy muy buena” Entristece saber de algunos que creen que deben ser muy buenos para entrar al cielo, y mas todavía cuando todos sabemos en lo mas profundo de nuestro corazón que no somos muy buenos en absoluto.
Tal vez, al igual que esta niñita, estés pensando en tus pecados y preguntándote: ¿Qué debo hacer para entrar en el cielo? La respuesta ya nos ha sido dada: Jesús, por medio de Su muerte, ha pagado la totalidad del precio de tus pecados, sin importar cuán sórdidos, escabrosos o vergonzosos puedan ser éstos. Dios promete: Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. ¡Oh, lávate en la sangre de Cristo, la cual tiene este poder, que, siendo roja, tiñe las almas rojas de Blanco. La vida eterna es un regalo que se recibe por fe a través de Jesucristo.
Bendiciones
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