Locos religiosos
Mateo 10:16-22.
16 He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.
17 Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán;
18 y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles.
19 Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar.
20 Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros.
21 El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir.
22 Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
6 Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.
-Colosenses 4:6
Tengo un amigo al que invitaron a una cena y le sentaron junto a un agresivo incrédulo que se deleitaba en hostigar a los cristianos. Durante toda la velada, este hombre acosaba a Mateo sin misericordia acerca de los males de la cristiandad a lo largo de la historia.
Con cada insulto, mi amigo calmadamente respondía:
«Ese es un punto de vista interesante».
Y luego le hizo una pregunta que provocó un auténtico interés en el hombre y desvió la conversación llevándola lejos del asunto que dividía a ambos hombres. Cuando al final de la cena ya estaban a la puerta para despedirse, el hombre disparó un golpe final y en ese momento Mateo le pasó el brazo por los hombros y riendo entre dientes le dijo: «Amigo mío, toda la noche te la has pasado tratando de hablarme de religión. ¿Acaso eres uno de esos locos religiosos?» La animosidad del hombre se disolvió en un estallido de risa y luego se puso serio, por cuanto efectivamente era un loco religioso.
Todos los seres humanos lo son.
Somos insaciable e incurablemente religiosos -perseguidos y acosados por el incesante amor de Dios, aunque puede que intentemos mantenerle lejos de nosotros.
La amabilidad y el ingenioso humor de Mateo despertaron el corazón de este hombre para que pudiera ser receptivo al Evangelio. Hemos de ser «prudentes como serpientes» al lidiar con los no cristianos, hablándoles «con gracia, sazonada con sal»
bendiciones
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