Cuídate de tener un corazón limpio y vacío
Entonces dice: «Volveré a mi casa de donde salí», y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. Mateo 12:44
Es algo muy peligroso tener un corazón completamente limpio y vacío. Probablemente en más de una ocasión le habrás dicho en oración al Señor algo como lo siguiente: «Señor, limpia mi corazón de todo pecado. Vacíalo de todo deseo pecaminoso y de cualquier rebelión en contra de tu voluntad». Es una petición excelente; sin embargo ten mucho cuidado con esa clase de expresiones, porque un corazón limpio y vacío es el mejor sitio para que en él habiten espíritus inmundos. Según el versículo de esta mañana, tales espíritus están sumamente deseosos de morar en un sitio así. La expulsión de las legiones demoniacas de cualquier corazón trae bonanza, naturalmente. Antes, el corazón estaba lleno de angustia, confusión y desesperación, pero cuando los demonios son echados fuera, el corazón queda limpio y vacío. No obstante, sería un serio error quedarse satisfechos solo con eso, congratulándonos emocionados por estar limpios y vacíos. El objetivo de Dios no se contenta con llegar solo hasta la limpieza. El Señor nos vacía del mal con el único propósito de llenamos de él mismo. Es muy frecuente que nos encontremos en la Biblia la orden de ser llenos de algo: «Sed llenos del Espíritu»; «Sed llenos de la palabra»; «Sed llenos de su amor». Por lo tanto, es un error estar satisfechos por haber sido vaciados en el momento en que el corazón se entregó al Señor Jesús. Dios nos limpia y nos vacía para que lleguemos a ser su propiedad exclusiva, para que solamente él pueda usarnos. El desea llenarnos del agua de vida, para refrescar el mundo por medio de nosotros. Está bien el celebrar la limpieza del corazón y estar libres de pecado, pero, más que eso, se debe celebrar la presencia de Jesús en el corazón. Si la limpieza no viene con el anhelo de ser llenos, jamás estarás disponible para servir al Señor. La Biblia hace mucho hincapié cuando advierte que si el vacío dejado por el demonio no se llena, el diablo regresará con siete demonios más. Si visitantes tan indeseables encuentran la casa vacía y limpia y entrar a morar en su interior, el resultado no solo es perder la fe, sino excluirse de la gloria del testimonio. En Apocalipsis 3: 20 Jesús dice: «He aquí yo estoy a la puerta». Está llamando porque quiere entrar. El sabe que tu corazón está limpio y vacío, y anhela entrar para bendecirte con su presencia. La decisión es tuya este día: los demonios o Jesús.
Mira al que trae el avivamiento
Animales del campo, no temáis; porque los pastos del desierto reverdecerán, porque los árboles llevarán su fruto, la higuera y la vid darán sus frutos. Joel 2:22
La profecía de Joel presenta la promesa divina de un cambio a las condiciones en que se encuentra su pueblo. Aunque alrededor todo parece un desierto, Dios promete enviar su Santo Espíritu para traer nueva vida: los secos pastos reverdecerán, los árboles destrozados se cargarán nuevamente de fruto, y el llanto y el luto se tornarán en canto y fiesta. Como pueblo de Dios hemos oído hablar bastante acerca del avivamiento. Lo pedimos, lo buscamos, oramos porque estamos convencidos de que lo necesitamos. Entonces, ¿por qué el avivamiento se demora en venir? ¿Por qué no disfrutamos ya de esa experiencia tan necesaria en nuestra vida? Para que llegue el avivamiento debemos saber hacia dónde mirar, tener una noción de dónde buscarlo. Muchas veces, equivocadamente, lo buscamos en los líderes de la iglesia, pues creemos que el avivamiento vendrá de los pastores. También cometemos el error de señalar el tiempo en que vendrá, como quien fija la hora en el reloj despertador y aguarda para que suene la alarma. El avivamiento llega cuando el corazón de cada creyente que contiene el tesoro de la vida eterna busca en aflicción una nueva experiencia, cuando mira hacia Cristo, quien es nuestra esperanza de gloria. Cuando dejamos atrás la rutina conformista y nos adentramos en la esfera de las cosas extraordinarias e imposibles, comenzamos a beber de la copa del avivamiento. El avivamiento no es algo que esté confinado, y que se mida y crezca en un edificio con aire acondicionado, donde un grupo de personas se reúnan para planear cosas. El avivamiento nos espera en las calles, nos espera en los asilos de ancianos, en los orfanatos y en las prisiones. El avivamiento nos llama de las regiones de ultramar, de esos campos que invitan a ir en misión, porque no conocen el evangelio. El avivamiento viene cuando una persona se aproxima al trono de la gracia con valor y espera un milagro, una persona que, al igual que Moisés, espera en las esquinas de las calles para ver manifestarse la gloria de Dios. El Señor desea manifestar su gloria a través de nuestras manos. Desea dirigirse a los pecadores a través de nuestros labios. Permite hoy que Dios obre un avivamiento en tu vida. Lo verás en tu hogar, en la iglesia, en tu trabajo y en tus relaciones, porque el avivamiento no es un programa. Es una Persona. Es la manifestación de Dios en tu vida.
Que Dios te bendiga Octubre, 22 2009 si tienes un Pedido de Oración cieloestrellaazul@hotmail.com oramos por ti. |