JESUCRISTO NUESTRO ABOGADO, NUESTRO SUMO SACERDOTE
Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. 1° Juan 2.1
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Hebreos. 4.15
La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo,donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec. Hebreos 6.19-20