VOLVIENDO AL CAMINO
En el libro de Isaías podemos leer mensajes desafiantes de las profecías sobre Judá, y Jerusalén, y sobre su restauración. En ellas podemos darnos cuenta que todo lo apocalíptico que se desarrollaba sobre el pueblo de Dios, preocupaba a Isaías porque él podía darse cuenta que ello era consecuencia de la falta de fe de la protección de Dios.
Y esa falta de fe por ejemplo se expresaba en las alianzas que se llevaban a cabo con naciones extranjeras para protegerse del imperio asirio.
La verdadera amenaza para Judá no era el poder asirio sino el pecado del pueblo (la falta de fe en la protección de Dios) y la desobediencia a Dios.
Dios había escogido como suya a Jerusalén y a la descendencia de David, y esto traía consigo una obligación moral muy seria. Dios esperaba del pueblo escogido una conducta que reflejara SU PROPIA SANTIDAD Y JUSTICIA!
Dios no podía aceptar sacrificio ni oraciones de un pueblo cuya vida no fuese moralmente responsable.
Y así podemos ver como el pueblo de Dios cae en manos de los asirios, luego de los filisteos y de los de Babilonia.
Podemos leer y leer sobre y las consecuencias de su andar en desobediencia, pero también podemos ver el plan de Dios para ellos luego de su tribulación y arrepentimiento en las promesas del cap. 10:24-27; 7:20 y 13-19-22.
Hoy en día, esta lectura es aplicable en muchos ámbitos en todo el mundo aún, inclusive para el ámbito de las iglesias, pero yo quiero hoy compartírtelo tomada para aplicarla en nuestra vida personal, que es lo que Dios ha tratado conmigo.
Cuando leemos profecías debemos saber que ellas nos van a mostrar lo apocalíptico en todo tiempo e inclusive en nuestra vida personal y nuestra relacióncon Dios, por eso yo me siento fascinada con el libro de Isaías, por todo lo que me ha ido revelando en mi vida en el transcurso de estos años. Y debo confesar muy a pesar mío que hay cosas que no he obedecido y también al igual que los pueblos de la antigüedad, he llegado a tener falta de fe de la protección de Dios en mi vida a veces.
Dios me dio el privilegio de escogerme, de llamarme a una vida santa, de hacerme suya para cuidar de mi vida toda, de decirme: “eres mi niña preciosa, soy Tu Hacedor, soy aquel que te rescato del pozo cenagoso de tu desesperación, soy quien pelea por ti todas las batallas que aun tienes por delante, y soy Aquel en quien tu todo lo vencerás”, y con todo esto… hubo momentos, tiempos en mi andar cristiano que me falto fe. Yo no me avergüenzo de decir esto, pues si Dios que todo lo sabe, también lo supo, a quien pretendo ocultárselo?. Solo quiero que mi experiencia sirva a alguien que pueda llegar a estar en esta situación. Solo eso. Y Dios me lo reclama así.
Ahora bien, hemos visto lo que Dios esperaba con anhelo en su corazón de su pueblo escogido, pues de la misma forma espera de nosotros, El espera con ansias enormes en Su corazón que nosotros, sus hijos, sus amados, sus escogidos, fuéramos fiel reflejo de Su santidad y de Su justicia, El anhela como todo padre amoroso, sentirse orgullosos de sus hijos, que seamos luminares en el mundo reflejando su propia luz, queconfiemos en El con una fe que nos eleve por sobre cualquier situación o tribulación. Que nuestra victoria sobre toda circunstancia que se presente dé ¡gloria a Su nombre!.
¡Cuántas veces corremos el riesgo de desviarnos de cumplir con esa responsabilidad moral que hemos adquirido también al aceptar ser sus hijos!
Cuando la felicidad y el orgullo nos inunda por haber sido reclamados por El para ser su pueblo amado, también debemos saber que Dios espera sentir lo mismo por nosotros, sus hijos. El también quiere sentir orgullo y felicidad al ver nuestra vida y nuestro andar diario reflejando Su santidad y Su justicia. O ¿acaso tú que eres padre o madre, no anhelas ver lo mejor en la vida de tus hijos?. Te imaginas pues El? El quiere vernos caminar por ese camino que El nos ha puesto por delante para poder guiarnos, protegernos, para que lleguemos a donde El quiere que lleguemos. Ese camino que seguro que en algún momento nos parece cuesta arriba, pedregoso, cansador… pero que El nos invita a seguirlo caminándolo primero que nosotros, dejando sus huellas para que nosotros pisemos en el mismo lugar para que no sintamos ese cansancio, sino que todo nos sea más liviano y fácil.
Pero … ¿cuántas veces, nos cansamos ante la primera dificultad en ese camino y comenzamos a pensar cómo hacer para “esquivar el bulto”?, como se dice comúnmente, y es entonces cuando nuestra mente se niega a renovarse a las indicaciones de Dios y tira hacia las viejas costumbres y busca como hacerlo más fácil, o más corto, y cree ver un atajo o es peor aún, decidimos hacer un atajo nuevo con nuestro propio caminar. Y ojo que eso de “caminante, se hace camino al andar” es hasta por ahí nomas eh?
Tomamos por nuestra propia decisión un atajo, total creemos que igual llegaremos a lo que queremos llegar y cuando nos damos cuenta que nos extraviamos y estamos en manos de los asirios, o viviendo con los babilonios, ya es tarde. Ya estamos sufriendo las consecuencias de nuestra desobediencia, de nuestra falta de fe en la protección de Dios, en aquella dificultad que nos hacía cuesta arriba el andar en el camino de Dios, en el camino de santidad y justicia que nos demandaba Jehová, como en la antigüedad había demandado a su pueblo amado!
Pero ya está. Ya está hecho. Entonces, que vamos a hacer? ¿Vamos a quedarnos allí lamentándonos por lo perdido y en manos de los asirios? Pues te digo que no. ¡No! Y sabes por qué? por que El que te escogió, El que te llamó el que te hizo suyo/a, está allí, al costado del camino por donde tú te fuiste por ese atajo, El te está esperando, El te está llamando de nuevo, porque Dios no deja de cumplir ninguna de sus promesas y El te prometió que no te dejaría, que no te abandonaría, que no te desampararía!! El está allí, donde tú lo dejaste. EL NUNCA TE DEJÓ…!
Y ahora, retoma ese compromiso con nuestro Padre, retoma esa responsabilidad moral de caminar solo por donde El te lleve,confía en que El guía tus pasos, obedécele cuando te diga: "No, por ahí no," y te extienda su mano para que subas esa cuesta arriba tan dificultosa con la total certeza que llegaras a destino sana y salva por Su amor. Que no será necesario que hagas alianzas con naciones extranjeras para lograr tus objetivos. ¡Confía,confía! Solo tu confianza en El hará crecer esa fe que necesitas para derribar los gigantes que hay en tu vida!
Y nunca, nunca pienses que te falta esa fe, porque SI esta allí, en tu raíz, en la tierra de ese corazón tierno que alguna vez Dios vio en ti y planto su semilla de amor, de Su palabra, de Su fe para que crecieras en ella y pudieras andar victorioso en el camino que solo El guía tus pasos.
Y Si aún tu fe fuera desvirtuada por el enemigo, si aun tu fe se contaminara, cual árbol se apesta, yo te puedo asegurar que si es necesario Dios mismo cortara hasta el tronco, como al roble y a la encina, que al ser cortados aun queda el tronco, y así será tu tronco, la simiente santa. (Isaías 7:13)
Porque Dios la puso en ti y El conoce su simiente. El mismo se encargara de cuidar el nuevo crecimiento, El mismo se encargara de renovar la tierra de tu corazón transformado en piedra por el sufrimiento, la desilusión, el dolor, en un corazón nuevo, tierno, lleno de Su amor.
( leer Salmo 32:9; 37:5 ; Proverbios 4: 26-27; 10:29)
Que os sea de bendición, Graciela.
EL RINCON DE GRACIELA