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General: HAGASE TU VOLUNTAD
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Resposta  Missatge 1 de 1 del tema 
De: PEDRO PABLO 2  (Missatge original) Enviat: 13/03/2012 01:55

Hágase tu voluntad
"He deseado tu salvación, Jehová, y tu ley es mi delicia" (Salmo 119:174).

Un predicador amigo mío me dijo que a veces pregunta a sus oyentes: "¿Cuántos de ustedes están cansados de que alguien les diga qué tienen que hacer?". La mayoría levanta la mano. Entonces, esbozando una sonrisa, les dice: "Ya veo, me parece que voy a perder el tiempo hablándoles del evangelio".
Ya se sabe, quien tenga dificultades para relacionarse con las autoridades también tendrá dificultades para relacionarse con Dios. Él es más que nuestro Padre, es nuestro Rey y Creador. Al decir: "Hágase tu voluntad", afirmamos que haremos las cosas a su manera. El objetivo del plan de salvación es conseguir que estemos alegres y satisfechos de decir: "El hacer tu voluntad, Dios
mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón" (Sal. 40:8).
Darnos cuenta de que el propósito de la oración no es persuadir a Dios para que haga lo que queremos, sino descubrir lo que él quiere que hagamos no­sotros, puede ser decepcionante. Demasiado a menudo nos acercamos a Dios con planes preconcebidos. Además de decirle qué anda mal, le decimos qué tiene que hacer al respecto y cuándo tiene que hacerlo. La Biblia declara que no sabemos orar como es debido (Rom. 8:26). No es de extrañar que los discípulos le pidieran a Jesús que les enseñara a orar.
Algunos piensan que decir: "Hágase tu voluntad", es señal de resignación, de abandono. Otros piensan que, si tenemos suficiente fe. Dios se verá obli­gado a hacer lo que queremos. Y aún otros sugieren que busquemos en la Biblia la promesa de Dios que mejor se acomoda a nuestras necesidades en un momento específico y luego la reclamemos con insistencia. ¡Cuidado con este método! No estoy seguro de que cada cosa específica que Dios hizo por alguien en algún momento sea necesariamente su voluntad para mí en este preciso
instante.
¿Qué dijo Jesús sobre la voluntad del Padre? "Y esta es la voluntad del que me ha enviado: que todo aquel que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna" (Juan 6:40).
Sea esta nuestra oración para hoy

Afinando las oraciones

"Yo te he invocado por cuanto tú, Dios, me oirás; inclina a mí tu oído, escucha mi palabra"(Salmo 17:6).

SI DIOS SABE lo que es mejor para nosotros y hace su voluntad, ¿para qué molestarnos en orar? Aunque él haga su voluntad, quiere que participemos en el esfuerzo. Oramos por iniciativa propia. Dios no nos impone su voluntad.
"Ah, se trata de una especie de dilema", dirá usted. Es como decir que o bien usted hace lo que él quiere o bien no lo hace en absoluto. No se precipite. Cuando entendamos a quién oramos no desearemos que sea de otra manera. Nuestro Padre celestial quiere para nosotros cosas mucho mejores que las que nosotros mismos podamos desear.
Si nos matriculamos en la escuela de la oración, y asistimos regularmente, sucederán dos cosas. Una de ellas es que nunca nos graduaremos; la otra es que nunca seremos reprobados. Me encanta el texto de Pablo que habla de la oración como una red de seguridad: "De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Pero el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque con­forme a la voluntad de Dios intercede por los santos" (Rom. 8:26,27). ¡Magnífica promesa!
He aquí tres cosas que usted puede hacer para mejorar su experiencia de oración:
Asegúrese de que no haya nada en su relación con su padre terrenal que pueda dificultar su relación con el Padre celestial. Si usted descu­bre que hay problemas por resolver, pida a Dios el maravilloso don del perdón.
Consiga una concordancia bíblica y busque la palabra "santo". Lea los textos que se refieren a la santidad de Dios. Asegúrese de que tiene un concepto claro en cuanto a qué quiere decir la Biblia cuando declara que Dios es santo.
Dígale a Dios que está dispuesto a hacer su voluntad en todos los as­pectos de su vida. Piense en los cambios específicos que tendrá que hacer para que esto suceda.
El amor de Dios quiere lo mejor para nosotros. La sabiduría de Dios sabe qué es lo mejor para nosotros.
El poder de Dios puede lograrlo.

                                                   Dios te bendiga,

                                                    GRACIAS A CIELO ESTRELLA POR EL APORTE




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