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General: CRISTO, EL CENTRO DE NUESTRA VIDA
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: PEDRO PABLO 2  (Mensaje original) Enviado: 27/11/2012 19:36

 

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CRISTO, EL CENTRO 

 

¿Existe algún aspecto de la justificación que sea objetivo, independiente de la eventual respuesta del hombre? ¿Es importante?

Sólo por la fe es posible experimentar la justificación (o perdón). Nadie puede reconciliarse con Dios de otro modo. Pero no se trata de magia. Tampoco de un mero ejercicio intelectual equivalente a la firma de una póliza de seguro destinada a protegernos de un determinado riesgo. ¡Ese tipo de "justificación por la fe" deja el corazón tan frío y egoísta como antes!

La justificación por la fe es una experiencia que descansa sobre un fundamento más sólido que la roca; sobre una verdad objetiva; sobre algo mucho más profundo, trascendente y constante que la decisión y voluntad de la persona, por necesaria que ésta sea. Descansa sobre la realidad eterna del sacrificio de Cristo en la cruz (1 Cor. 3:11). Leemos en Romanos 5:9 que "habiendo sido justificados en su sangre... " ¿Dónde fue derramada esa sangre? ¿Cuándo? En la cruz. Por lo tanto, si fuimos justificados por su sangre, fuimos justificados en la cruz.

Pero lo que sucedió en la cruz no cambia el corazón humano pecaminoso y egoísta a menos que elijamos creer. Ello significa que la experiencia de la justificación por la fe tiene lugar cuando el pecador elige creer. Y una vez más, "creer" no consiste en el frío y egoísta deseo de recompensa que tan frecuentemente se confunde con la fe. "Porque con el corazón se cree para ser justificado" (Rom. 10:10). "Así, habiendo sido justificados por la fe, estamos [experimentamos] en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo... el amor de Dios está vertido en nuestro corazón por medio del Espíritu Santo que nos ha sido dado" (vers. 1 al 5 de Rom. 5). No hay paz en el adulterio. No hay paz en la mentira ni en el odio. Es imposible que experimentes la "paz con Dios" a menos que seas al mismo tiempo reconciliado con la santa ley de Dios. Por consiguiente, la obediencia es el fruto directo de haber sido justificado por la fe. A la fe no tienes que añadirle tus obras, puesto que la fe obra "con sus obras" (Sant. 2:22).

"En Adán", primera cabeza de la raza humana, todos hemos recibido juicio de condenación. Pero "en Cristo", los mismos (todos) hemos recibido justificación (Rom. 5:15 al 18). De no ser por eso, nadie podría efectuar ni siquiera su próxima inspiración. Cristo se entregó "por la vida del mundo", y todos los hombres comen su pan cotidiano solamente en virtud de ese sacrificio. Puede que no sean conscientes del hecho, pero aún así lo deben todo al don de Cristo. Ahora bien, cuando se aperciben de ello y creen, ¡qué gran cambio tiene lugar! "Si alguno está en Cristo [por la fe], es una nueva creación. Las cosas viejas pasaron, todo es nuevo" (2 Cor. 5:17). ¿Buenas nuevas?

"Cristo colgando de la cruz, ERA el evangelio": se trata de las buenas nuevas en la tierra. Cuando el pecador penitente lo acepta por la fe, hay buenas nuevas en el cielo (Luc. 15:7). Pero el evangelio no consiste en nuestra fe, sino en "Cristo, y éste crucificado" (1 Cor. 1:17; 2:2). Nuestra fe es necesaria, pero no es nuestra salvadora. La virtud está en Cristo, no en nuestra forma de aceptarlo, y "no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo el Señor" (2 Cor. 4:5

   GRACIAS A LA HERMANA SILVIA  RODRIGUEZ POR EL FONDO 

 

                          

 

 

 
 


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