Leer la Biblia...
Él está aquí conmigo en mi habitación: no debo tomarlo con ligereza. Él se inclina sobre mí, señala con Su dedo las líneas, y puedo ver Su mano traspasada. Voy a leer el Libro como si estuviera en Su presencia. Voy a leerlo sabiendo que Él es su sustancia, que Él es la prueba de este libro y también su escritor. Él es la suma de esta Escritura y también su autor. ¡Esa es la forma en que los verdaderos estudiantes se vuelven sabios! Podrán encontrar el alma de la Escritura cuando puedan conservar a Cristo con ustedes mientras están leyendo. Spurgeon