La elección del 25 de noviembre como fecha internacional de la lucha contra
la violencia a la mujer fue un acuerdo tomado por las participantes en el
Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, que se llevó a cabo en
Bogotá en 1981, aceptando la solicitud de la delegación de República
Dominicana que proponía que de esta forma se rindiera homenaje a las
hermanas Mirabal: Minerva, Patria y María Teresa. Ellas son un ejemplo vivo
del tipo de mujer comprometida con las luchas de su pueblo.
Las tres hermanas cayeron por la violencia del régimen de Trujillo, quien
durante 30 años mantuvo al pueblo dominicano en el atraso, en la ignorancia
y el caos. En 1960, el pueblo dominicano descontento y harto ya de una
dictadura tan larga, todos los días llevaba a cabo luchas callejeras contra las
fuerzas militares represivas que sostenían al dictador. Las hermanas Mirabal
nacieron en la sección Ojo de Agua, provincia de Salcedo, República
Dominicana. Las condiciones de vida que se daban en el país y la zona
donde vivieron, consecuencia del dominio estadounidense y el atraso de las
relaciones de producción, determinaron su sensibilidad frente a los agudos
problemas sociales. La participación activa de las hermanas Mirabal en la
lucha contra Trujillo les ganó la fama de revolucionarias, motivo más que
suficiente para que en cierta ocasión Trujillo manifestara ante un grupo de
personas que sus dos únicos problemas eran las hermanas Mirabal y
la Iglesia.
¿Qué pasó el 25 de noviembre de 1960?
Minerva y María Teresa fueron a visitar a sus esposos a la cárcel, en
compañía de su hermana Patria. Fueron interceptadas en un lugar solitario
del camino por agentes del Servicio Militar de Inteligencia. Conducidas a un
cañaveral próximo, fueron objeto de las más crueles torturas, antes de ser
víctimas de lo que se ha considerado el crimen más horripilante de la historia
dominicana. Cubiertas de sangre, destrozadas a golpes, estranguladas,
fueron puestas nuevamente en el vehículo en el que viajaban y arrojadas a un
precipicio, con la finalidad de simular un accidente. El asesinato de las
hermanas Mirabal produjo un gran sentimiento de dolor en todo el país, pero
sirvió para fortalecer el espíritu patriótico de un pueblo deseoso de establecer
un gobierno democrático que garantizase el respeto a la dignidad humana.
La memoria de estas valientes hermanas, mártires que arriesgaron sus vidas y
las dieron, efectivamente por la causa de la mujer nos llena de esperanza y
nos da fuerza para seguir luchando por una sociedad igualitaria en la que
mujeres y hombres podamos vivir en fraternidad humana.
Fuente: www.modemmujer.org
Nanita