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Duermen la azuela, el hacha y el martillo
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sobre el banco en sudor de carpintero;
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surge el padre del fondo del obrero,
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la madre observa al devanar su ovillo.
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La cena humea en el modesto hornillo
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sobre asiento de brasas, en austero
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salón-taller-cocina, y aún granero,
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tan primitivo todo, tan sencillo.
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Al niño corresponde el primer plano;
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alza una vida frágil en la mano,
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juega otra vida eufórica a los pies.
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En su mano, a sus pies todas las vidas,
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y la suya se irá por las heridas...;
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pero hoy es juego; eso será después.
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Soneto Nº 1122
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Los Angeles, 31 de julio de 2004
Navidad con Vastago 3-Musica Cristiana
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