LA BELLA...
...Y LA BESTIA
|
DANIEL MÉNDEZ |
¿Con cuál se queda? |
Si le damos a elegir uno de los alimentos de las fotografías, es muy probable que se deje llevar por la vista y opte por el que tiene mejor forma, un color más brillante, menos imperfecciones... Pero las primeras impresiones engañan y quizá su elección cambie una vez leído el siguiente artículo. Que aproveche.
El dicho «comer con los ojos» tiene, como todo el refranero popular, su base `científica´. Cuando nos inclinamos por el alimento con mejor aspecto, respondemos a lo que en la jerga de la cata se conoce como ‘fase visual’ –un primer instinto–, a la que siguen las fases olfativa y gustativa. Pero la importancia cada vez mayor de los aspectos externos (presentación, apariencia, uniformidad, madurez, frescura) responde también a un requerimiento del mercado. Un reciente informe de la FAO explica que la prioridad `visual´ se ha incrementado al mismo tiempo que aumentaban los supermercados y las grandes superficies. En los sistemas de autoservicio, frente a las pequeñas tiendas con dependientes, el producto debe `autovenderse´ y aquel que no es seleccionado representa una pérdida para el comerciante. De ahí que su aspecto sea determinante.
Sin embargo, puede que la manzana más imperfecta tenga mejores cualidades alimenticias que la versión ‘bonita’ y que sepa mejor; y, desde luego, contiene muchos menos elementos contaminantes o potencialmente dañinos para el organismo, como restos de pesticida o abonos químicos: porque la versión menos `atractiva´ es fruto (nunca mejor dicho) de la agricultura ecológica.