EL OTRO LADO DEL SILENCIO
Escucha y atiende con el oído del corazón.
San Benito
Pensamos que el otro lado del silencio es el ruido: las bocinas de los coches, los martillos, neumáticos, los teléfonos que suenan, el murmullo de fondo de un televisior y el alegre anuncio que que haz recibido un correo electrónico. Pero si es esto lo que pensamos, es que no hemos estado escuchando. Y no es sorprendente.
El otro lado del silencio es la risa de un bebé, las gotas de lluvia en el tejado, el ronroneo de los gatos, los perros que mueven la cola y golpean el suelo con ella, el canto de los pájaros, la voz reconfortante de un buen amigo, un suspiro de satisfacción y alivio...
Con demasiado frecuencia, un griterío uniforme que implacablemente nos bombardea ahoga el concierto de la vida real, lo cual desencadena la respuesta femenina de escapar o luchar.Como hemos aprendido a escoger la batalla que queremos librar, muchas veces ponemos pies en polvorosa "desconectando". La escritora Hannah Merker, en su obra LISTENING, (ESCUCHANDO), una conmovedora meditación sobre la pérdida del sentido del oído, nos dice: "Los psicólogos creen que la sordera o una pérdida grave del sentido del oído, adquirida después de que el ser humano ha conocido los sonidos, es uno de los traumas más grandes que se pueden experimentar"
En la vida cotidiana, muchas mujeres experimentan esta pérdida de manera sutil, pero significativa. Atrapadas entre las cacofonías de las exigencias de los demás y las sacudidas, traqueteos y bamboleos del mundo, somos fisicamente propensas a perder el oído. Por desgracia, esta pérdida incluye los sonidos de la Divinidad, así como la palabrería. Cuanto más insistamos en escuchar con las orejas en vez de hacerlo con el corazón, más ensordecedor será el barullo.
Cada día elegimos con qué queremos sintonizar y de qué queremos desconectarnos. Sabemos lo que escucharemos al otro lado del ruido. Intenta escuchar el sonido milagroso de tus propios pensamientos al otro lado del silencio.
De: EL ENCANTO COTIDIANO
Sara Ban Breathnach