La ciencia ficción es materia prima para la lucidez de la imaginación. Pero la ciencia sin ficción es un ejercicio de honradez científica que cotiza a la baja. Malos tiempos para la precisión astronómica. Los pronósticos autorizados sobre actividad solar, meteoritos o auroras boreales son generalmente aliñados con datos apocalípticos sobre desastres, catástrofes y cataclismos. El último ejercicio de deformidad científica ocurrió con la noticia -hace apenas dos semanas- de la tormenta solar que 'asolará y paralizará' la Tierra en 2013.
Suena una carcajada al otro lado del hilo telefónico. "¿Colapsar el planeta? Las explosiones son cíclicas y prácticamente imperceptibles para el ser humano". El investigador del laboratorio de Astrobiología espacial asociado a la NASA Benjamín Montesinos desmiente teorías conspiratorias y explica a 20 minutos el porqué de este fenómeno.
2013 será el periodo de más actividad electromagnética del último ciclo solar
Las tormentas solares existen. El Sol tiene campos magnéticos que en ocasiones puntuales interactúan con la Tierra y pueden interferir en los sistemas de comunicaciones. El año 2013 será el periodo de más actividad electromagnética del último ciclo solar -las series duran 11 años-. En ese lapso temporal aumentará el número de manchas solares -espacios electromagnéticos- y se incrementa el riesgo de que las partículas se entrecrucen y disparen material cargado de protones al espacio.
La Tierra utiliza el campo magnético como sistema de protección -es uno de los más intensos del sistema solar-. Sin embargo, miles de millones de toneladas de partículas se introducen en el medio interplanetario -entre el Sol y el resto del sistema solar- en periodos intensos de tormentas solares. Es entonces cuando la lluvia de partículas subatómicas puede encontrar mecanismos para penetrar en la Tierra. La influencia de estas partículas sobre los seres humanos es prácticamente residual. El único riesgo es que las moléculas -cargadas eléctricamente- puedan influir y dañar los equipos electrónicos de los satélites. Pero estos átomos viajan a 1.000 km/seg y tardan tres días en llegar a la Tierra. Así que, generalmente, es posible predecir las tormentas solares y apagar los aparatos espaciales antes del apagón. ¿Quién dijo miedo? Fuente: Prensa-20 minutos.es