Aprender de los fracasos es avanzar en la vida
Todos estamos expuestos al fracaso, esa es la realidad. Creerse exento de él es un absurdo y una falta de sentido común. Esta realidad puede tocar cualquier ámbito de la vida, en todos los niveles: pérdida del empleo, una derrota deportiva, una ruptura familiar, un descalabro en la vocación, etc., sin embargo, si asumimos el fracaso con una actitud correcta podremos incluso fortalecernos y abrirnos a nuevos horizontes.
El problema principal de los fracasos es que no estamos acostumbrados a abordarlos de ese modo, al contrario, vivimos atemorizados por el riesgo de fallar, perseguidos por la sombra de la crítica o de la humillación. En suma, hemos perdido de vista que dentro del fracaso subyacen lecciones esenciales para la vida.
Todo hombre, por su naturaleza finita y limitada está propenso al error, con-
ebir el fracaso como una maldición es tanto como considerar que nuestra propia naturaleza falible también lo es. De ahí la importancia de quitarle esa etiqueta y convertirlo, en cambio, en una puerta abierta al crecimiento.
El fracaso: una forma para empezar de nuevo
La felicidad, la paz, la perfección no se consiguen sin pasar por fracasos y duras pruebas, pero sin perder el entusiasmo, el carácter, la iniciativa.
Suena fácil, pero adoptar esta máxima como forma de vida no es sencillo, implica modificar toda una visión del mundo, sustituir ideas adquiridas –fruto de una educación errónea– por una postura más abierta y dispuesta a la gracia divina, que nos permita aprovechar los cambios y los errores cometidos, a favor de uno mismo y de los demás.
Lo cierto es que, de cara al fracaso, muchos tendemos a darnos por vencidos en las empresas que iniciamos; nos dejamos arrastrar por el miedo y renunciamos a un segundo intento con la excusa de que ese camino no era para nosotros. Mediante este tipo de justificacion nos alejamos cada vez más de la realización. Preferimos adoptar la postura de víctima que la de luchador.
Sugerencias para superar el miedo al fracaso;
1- Aceptarlo. Muchas veces ese miedo es totalmente irracional, y una vez que lo enfrentamos nos damos cuenta de que no tiene fundamentos reales.
2-Estar en movimiento. Realizar acciones concretas, arriesgarse, asumir nuevos retos, evitar la inercia. Nada puede lograrse si uno permanece inmóvil en el cuerpo, mente y corazón.
3- Perseverar. Las personas que tienen como consigna el triunfar en la vida nunca se dan por vencidos. Buscan opciones, pues están convencidos de que la victoria es cuestión de perseverancia. Dios no bendice las manos flojas.
4- Buscar nuevos caminos. Quien no está dispuesto a alterar su rutina de todos los días para explorar sendas no recorridas, jamás obtendrá resultados distintos.
5- Ser consistente. Debemos entender que la adversidad, el error y la desilusión siempre traen consigo la semilla de un beneficio equivalente o mayor.
de la revista Inquietud Nueva.
24/01/2011
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