Nacemos para luchar por la felicidad...
casi para crearla, para hacerla a pesar de la tristeza,
los desencantos, los errores,
las malas jugadas y los irremediables imprevistos.
La felicidad no se va buscando en bienes y placeres.
Se actúa bien y ella sola se nos va presentando.
La felicidad no es estar añorando y extrañando
todo lo que nos falta sino encajar en todo lo que tenemos.
No vendas tu felicidad...¡regálala!
No busques para ella fórmulas sencillas ni baratas...
Cuesta trabajo, son caros los ingredientes:
Compartir lo que tienes
Amar sin exigencias
Perdonar sin cicatrices
Aceptar sin perfecciones
Agradecer lo que te dan
¡Y no rendirte nunca!
Todo tiene que ir armonizando...