Los días se parecen a los pájaros —vienen y luego van— y siempre dejan una herida de luz. Huele a musgo su vuelo, a países de escarcha, a savia de madroños escondidos...
(Hay una fuente oculta que derrama blancos ríos de sed, y un campanario azul, mecido por el viento).
De qué cielo, de qué elevada dicha, los pájaros descienden. De qué amor. Los días se parecen a los pájaros, igual tristeza dejan cuando pasan, la misma oscuridad, igual silencio.
Miguel Florian
|
|