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General: LOCO POR SUS HIJOS
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De: Berna (Mensaje original) |
Enviado: 17/06/2013 07:25 |
El padre que brinda a su hijo la posibilidad de tener alas, pero no raíces o viceversa, tarde o temprano lamentará su error. Al igual que educar a un hijo es mucho más complicado que concebirlo, cortar el cordón umbilical cuando acaba de nacer. Sin embargo, el objetivo principal de todo padre es educar las capacidades del niño para que éste sea una persona autónoma e independiente. Perpetuar la dependencia paterna no es en absoluto una característica de la paternidad responsable Un buen padre debe preparar a su hijo a seguir su propio camino en la vida.
Según los rabinos del Talmud, un padre no sólo está obligado a educar a su hijo en los valores morales, sino que debe enseñarle también a ser un buen ciudadano. El padre está obligado a asegurarse de que el niño cuente con los medios necesarios para ser económicamente independiente garantizándole una educación académica y una preparación profesional. Un padre que no cumple con este deber es tan culpable como si enseñara a su hijo a robar porque un hijo económicamente dependiente se verá obligado a depender de otros para su sustento. Una tradición talmúdica incluso obliga al padre a asegurarse de que su hijo sabe nadar porque -quizá su vida dependa de ello- En otras palabras, los padres que no han eseñado a sus hijos técnicas de supervivencia, así como las virtudes morales, no han cumplido con su deber como padres.
La paternidad, al igual que el resto de relaciones que caracterizan nuestra vida, requiere equilibrio: entre las raíces y las alas, entre la disciplina y la compasión. La disciplina que elude la compasión puede fácilmente conducir al abuso físico y verbal del niño. La compasión sin disciplina puede convertir a nuestro hijo en un anarquista moral. El niño indisciplinado a menudo malinterpreta la compasión paterna y la confunde con negligencia. Por otro lado, demasiada disciplina puede estimular de forma negativa al niño a que se revele contra los principios morales que dicha autoridad pretende inculcarle. En el arte de la paternidad, uno debe saber cuándo ser amable, flexible y compasivo, y cuándo firme, inflexible y autoritario. En último término la principal tarea de un padre es tener siempre presente el desarrollo moral del niño.
Tanto saber tratar a nuestros hijos como saber tratar a nuestros padres, constituye el legado moral que obsequiamos a nuestros hijos.
Del libro: Por qué ser bueno? Byron L. Sherwin |
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De: Lluna-2 |
Enviado: 17/06/2013 19:20 |
La dificil tarea de educar a nuestros hijos y para la que no hemos sido preparadados especialmente....Gracias Berna por esta reflexión que resume como debería ser.
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De: Leyra |
Enviado: 18/06/2013 02:22 |
Tanto saber tratar a nuestros hijos como saber tratar a nuestros padres, constituye el legado moral que obsequiamos a nuestros hijos.
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