Original de
Francisco Alvarez Hidalgo
Acerca el hombro, que me tambaleo en ausencia de ti; en los cristales de los ojos hay lluvia, y no te veo; como ondean al viento los trigales, tiembla mi pensamiento, en titubeo de si abrirás de nuevo tus umbrales. tal vez el alma se me desmorona, porque hoy, más que sentir, teme y razona
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He enviado mis ojos en tu busca, y han regresado de colores llenos: Verdes de bosques, pardos de mesetas, rojos de ocasos, con azul de cielos, blancos de nieves, y de nubes grises... mas sin tu imagen hacia mí volvieron.
Envié mis oídos a buscarte, reapareciendo con sonidos nuevos: rumor de brisas en los olivares, rugidos de leones y de truenos, murmullos de las aguas en los ríos, fragor del mar, contestación del eco... mas llegaron sin ti, y esos sonidos fueron sólo otra forma de silencio.
Mis pies de peregrino te buscaron, dejando huella en campos y senderos, y me trajeron polvo de países extendidos por ambos hemisferios... pero no te encontraron, y su rastro hojas fueron perdidas en el viento.
Y salieron mis labios, indagando las incógnitas de tu paradero, y trajeron exóticas canciones, palabras misteriosas de otros pueblos, voces alegres, gritos penetrantes, eruditos monólogos, lamentos... pero tu voz no vino entre esas voces, quedé sin ti, con sólo tu recuerdo.
Y mis manos, en ávida odisea, rastreándote trémulas partieron, y regresaron por igual vacías, con un temblor amargo entre los dedos...
Y por eso en la noche silenciosa te busco en los recodos de mi cuerpo.
Los Angeles, 11 de octubre de 1999
01/21/2014
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