Llegaste a mi vida como un suave murmullo, te tuve como amigo y cruzamos nuestros caminos buscando en otros rumbos unir nuestros destinos y ahora cariñosamente mi amor lo tienes.
Éramos dos caminos, dos sombras perdidas en un abismo.
Yo era una vida aferrada a un pensamiento el “de ser feliz”, ahora yo siento en mi alma, en mi sangre, en mis pensamientos e ilusiones el latido de tu amor.
Si te encuentras dormido sueña que te estoy besando, si te encuentras afligido piensa que estoy a tu lado, cuando amanezco triste se que la risa de tus labios curará mi melancolía y abrazará mi corazón pues al verte una sonrisa mostraré.
Siempre esperar que llegue a mis oídos el eco de tus ilusiones, si te sientes triste no dudes en buscarme pues lloraré tu llanto, sabré darte calor en una sonrisa fresca y con un beso suave demostrarte que yo dulcifico la amargura, ilumino la esperanza y doy sonrisas al dolor.
El viento de la noche gira y canta al son de mis violines -cuanto te quiero- los meses pasan como si tuvieran alas, cada recuerdo queda atrapado en aquel espacio y tiempo llamado amor.
Al ver crecer las lumbreras con alegría sentí el recuerdo de aquella noche que con temor me pediste un beso, esta noche quedó tatuada en mi piel… en la piel de mis recuerdos.
Y así te quiero cuando la noche habla de amor a la sombra morena de los olivos.
Te quiero silencioso cual brisa que torna mi lira a una extraña fantasía que se vuelve en un manantial de poesía.
06/04/2014