Cada día que comienza
es una página virgen,
una extensión de tiempo
que no ha sido vivido aún.
Puede escribirse en ella
lo que se quiera:
sólo a uno mismo
le corresponde decidir
que el día sea bueno,
a pesar de las obligaciones
y los constreñimientos.
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De cada acontecimiento
de la vida
es posible extraer
una lección positiva.
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D.A.
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