Eres todos los libros que has leído
y todas las palabras que dices.
Eres tu voz media dormida por las mañanas
y las sonrisas que pruebas a esconder.
Eres la dulzura de tu risa
y cada lágrima derramada.
Eres las canciones cantadas en voz alta
cuando sabías de estar completamente sola.
Eres también los lugares donde has estado
y el único que realmente llamas casa.