LEO
Del 24 de junio al 23 de agosto ¿Te ha dicho alguien últimamente que no le hagas favores, al mismo tiempo que te dejaba deslumbrado con una sonrisa totalmente fascinante?. Es que te has visto ante el gran felino. No te preocupes, que ya te recuperarás. Un par de pequeñas quemaduras no importan. No es nada excep- cional en Leo el despliegue simultáneo de su arrogante orgullo y de su espíritu juguetón; por eso se sale con la suya.
Leo, el León rige a todos los demás animales, Leo, la per- sona, te rige a ti y a todo el mundo. (Si, si ya sé que en realidad no es así. Pero no se lo digas, por favor. Le des- trozarías su cálido y tierno corazón de egoista.) Lo mejor es contentarle, porque entonces ronronea, en vez de rugir y darte un susto poco menos que de muerte. El León alterna entre ser decididamente gregario y una hermosa indolencia, mientras sofoca un sibarítico bostezo. Si quieres estudiar algunos ejemplares, date una vuelta por los lugares más iluminados y chíspeantes de la ciudad. Por lo menos la mitad de la gente que encuentras viviendo a la última moda serán Leo. Hasta los gatitos más tímidos se sentirán cómodos viviendo así. A Leo le enferma la oscuridad tanto como el aburrimiento.
Tal vez encuentres algunos leones que mantengan atenuado el Sol que les rige y se muestren sienciosamente fuertes, dignos y decididos, pero no te dejes engañar por la suavidad de sus ronroneos. Incluso los Leos más suaves están en su fuero íntimo convencidos de su regio derecho a dominar sobre amigos y familiares, mientras atisban desde detrás del telón, en espera del momento de salir a escena.
La gente de Leo ejerce sobre los demás un efecto extra- ño que es divertido observar. Es difícil quedarse de pie delante del León sin que vaya uno enderezándose, encogiendo el vientre, echando atrás los hombros. En realidad, no sé si nosotros los rústicos actuamos así imitando los regios modales del León con el que nos enfrentamos, o si es para acorazarnos ante un posible sermón, ya que les encata dar consejos gratuitos. Leo es especial para decirle a uno con cierto aire de superiori- dad y condescendencia, cuál es la forma exacta en que debería ordenar su vida.
Es ese amor por la enseñanza lo que lleva a tantos de este signo a convertirse en educadores, políticos y psiquiatras Lo exásperante es que tengan tanta capacidad para racionalizar las cosas y plancharle a uno las arrugas de la vida. Lástima que no puedan arreglar sus propios asun- tos con la misma facilidad. Así y todo, es eso lo que hace el encanto de Leo; su sincera superioridad y sus excelen- tes cualidades, mezcladas de manera incongruente con la terrible y transparente vulnerabilidad de su yo.
Leo es sumamente astuto, en muchos sentidos. Será raro desperdiciar energías procurando extraer agua de un pozo agotado, como suele sucederle a Aries es pués un excelente organizador y sabio distribuidor de obliga- ciones. Sus órdenes son sorprendentemente efectivas cuando controla los efectos dramáticos, porque el León puede ser un maestro en el arte del discurso simple y directo.. Expresa generosa y abiertamente su aprobación y sus lisonjas pueden ser tan exageradas como para confundirle a uno. Tampoco se avergüenza de sentir dis- gusto. Por lo general, lo que dice es lo que siente.
Tanto para los leones como para los tímidos gatitos, la vida sin amor es como un cheque sin fondos. Para ellos, cuando el romance se extingue, el Sol deja de brillar.
Son hombres y mujeres que jamás se apoyan en los demás. Prefieren más bien que se apoyen en ellos. La responsabilidad para con los débiles y los desvalidos les fascina. Si oyes a un Leo quejarse con dramáticos rugidos de que todo el mundo depende de él, ni se te ocurra preocuparte. A él eso le encanta
Leo es un amigo orgullosamente leal, enemigo justo pero poderoso; es creativo y original, vital y fuerte, lo mismo da que sea León tranquilo o uno de los inflamables, pués existen las dos clases.
Rebosante de cordialidad y generosidad, el León, alegre y afectuoso, salta alegremente por un campo de amapolas cuando su sol brilla alto en su cielo; su dignidad y su gracia interior son tan aútenticas que puede llevar con valor sus infortunios.
Linda Goodman
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