Nuestra visión del mundo es física y práctica. A causa de ello, tenemos una visión limitada. Vemos una fracción del panorama completo. Tendemos a preguntar "cómo" y no "por qué". Para desarrollar nuestro potencial espiritual, podemos aprender a ver más allá de la fisicalidad del mundo. Hoy, cuando te sientas forzado criticar o juzgar, pregúntate: "¿Veo el panorama completo? ¿De qué me estoy perdiendo?". Al aguantarte y restringir este impulso inicial, puedes escapar de tu miopía y ver el gran panorama. |