Como recuerda el hoy doctor en Ciencias Geográficas y director fundador de la agrupación, Efrén Jaimez Salgado, la expedición inicial la emprendieron entre el 14 y el 16 de agosto de 1979 a la Sierra de los Órganos, en Pinar del Río y, apenas seis semanas más tarde, encontraron en el fondo de la Furnia del Mambí, en Bejucal, los restos de un quelonio fósil del periodo Mioceno, en perfecto estado de conservación.
Aquel fue el primer hallazgo paleontológico hecho por los integrantes del Borrás, interesados desde el principio de su labor por esa ciencia, la cual mediante el estudio de los fósiles de animales y plantas, permite deducir la evolución de tales formas de vida a lo largo de decenas de miles de años, las probables causas de extinción de muchas especies y hasta los cambios ocurridos en el clima y la geología del planeta.
Uno de los aportes más notables del colectivo, ocurrió el 23 de agosto de 1987, cuando el arqueólogo Rolando Crespo Díaz descubrió el cráneo de un mono fósil muy bien conservado, localizado en un pozo interior de una pequeña cueva del Sistema Cavernario de río Constantino, Sierra de Galeras, Pinar del Río.
Según la opinión autorizada de los desaparecidos científicos cubanos Manuel Rivero de La Calle y Oscar Arredondo de la Mata, se trataba de un nuevo género y especie de primate extinto endémico de Cuba, al cual nombraron Paraloatta varonai.
Para Arredondo de la Mata resultó el hallazgo paleontológico más importante del pasado siglo en el país, pues demostró ante la comunidad científica internacional que sí existieron, vivieron y se extinguieron en nuestro archipiélago monos nativos precolombinos.
Expediciones posteriores posibilitaron encontrar a poca distancia del citado sitio más de un centenar de huesos y piezas de primates, entre ellas numerosos dientes, fragmentos de cráneos, tibia, fémur, falanges y una mandíbula casi completa.
Así, este lugar posee el récord de más evidencias de monos fósiles descubiertos en una misma caverna para toda el área de las Antillas.
Devenidos implacables buscadores de cualquier indicio que permitiera identificar ejemplares de la fauna que habitó el archipiélago cubano en épocas pasadas, en julio de 1991 los miembros del Grupo Borrás, conjuntamente con paleontólogos del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, detectaron en ese propio sitio de la geografía pinareña restos de un ave rapaz de gran tamaño, considerada como nuevo género y especie para Cuba y toda el área antillana, denominada posteriormente con el nombre científico de Bubo osvaldoi.
La relación de aportes comprende, además, el descubrimiento de diferentes especies de perezosos extintos (resalta un cráneo completo de la especie Acratocnus antillensis), búhos gigantes, almiquíes, jutías y reptiles.
Más reciente, a finales de la segunda decena del pasado agosto, una expedición encabezada por el espeleólogo Mario Hernández Ríos, actual vicepresidente de la agrupación, halló un esqueleto casi entero de un perezoso perteneciente al género Parocnus, en un sector de la Gran Caverna de Santo Tomás.
Lo más significativo es que fue localizado en el interior de la llamada Cueva de los Cristales, donde en la actualidad no hay boca de acceso por ninguna de las faldas de la Sierra de Quemados, de ahí la incertidumbre para explicar cómo llegó hasta allí.
Efrén Jaimez Salgado, presidente del Grupo e investigador auxiliar del Instituto de Geofísica y Astronomía, del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), refiere que la historia de estos 35 años de trabajo no puede contarse sin mencionar al fallecido doctor Antonio Nuñez Jiménez, su principal inspirador.
"De él aprendimos mucho y por fortuna, varias veces los miembros del Borrás tuvimos el privilegio de acompañarlo en expediciones hechas a distintas cuevas del sistema de la Gran Caverna de Santo Tomás, de la cual era un profundo conocedor".
Verdaderos artífices en la búsqueda de restos fósiles, esta agrupación ha contribuido a enriquecer el patrimonio natural del país y comprender mejor cómo evolucionaron determinadas especies extintas. Su impronta aún no dice la última palabra.
El Grupo Pedro Borrás tiene en su lista de resultados el hallazgo de nuevas estaciones de arte rupestre, como son las tres encontradas en la zona semidesértica del sureste de Guantánamo en febrero del 2011, con predominio del color rojo en las pictografías y presencia del bicromado (rojo y negro combinados), hecho reportado por primera vez para la región oriental de Cuba, y el descubrimiento en 1988 de ocho petroglifos y siete pictografías dibujadas en negro en un sistema de galerías superiores del sistema cavernario de río Constatino, donde aparecen juntas las cuatro técnicas conocidas de arte rupestre: pintura, pintura por ahumado, rayado y rayado sobre previo ahumado. También sobresale la localización casual de un meteorito de hierro (siderolito), en febrero de 1996.
|