En culturas como la chilena, el fútbol y la política tienen mucho de común. Desaires, olvidos, egoísmos, desórdenes, personalismos e irresponsabilidades han sido claves en el transcurso de la historia de estos oficios para marcar el destino de la patria, sus éxitos y sus fracasos, sus cambios revolucionarios y sus estancamientos funcionales en la mediocridad. Mi padre siempre dijo “el chileno es el único hueón que se tropieza dos veces con la misma piedra” y mi madre no se cansa de recordarme que nunca reproduzca “el pago de Chile”.