La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, acababa de adoptar una decisión valiente: otorgar al pueblo heroico de Palestina el derecho a participar como miembro activo en la UNESCO; 107 estados votaron a favor, 14 en contra, 52 se abstuvieron de votar. Todos conocemos perfectamente por qué.
La representante de Estados Unidos en esa institución, siguiendo instrucciones del premio Nobel de la Paz, declaró de inmediato que a partir de ese instante su país suspendía toda ayuda económica a la organización, destinada por la ONU a la educación, la ciencia y la cultura.