Alberto Piris cuenta algo impresionante en su columna del periódico digital República de las Ideas el 22 de septiembre. Sucedió tras un pleito planteado en un juzgado del Estado de Nueva York entre dos empresas privadas, relacionadas con la aviación comercial, que se reclamaban mutuamente ciertos impagos. Un intermediario aeronáutico y una compañía de alquiler de aviones privados, en su pugna porque la justicia les diera la razón, han hecho salir a la luz una extensa documentación relacionada directamente con los famosos “vuelos secretos” de la CIA.