Evidentemente al grupo editorial español Prisa y a su diario insignia El País no les va nada bien desde hace algún tiempo. Digamos que no ponen una, y cada día son menos creíbles, además de que financieramente están endeudados hasta el cuello. La “mala suerte” de Prisa no es cosa nueva, y a juicio de muchos obedece a su creciente falta de prestigio, motivada esencialmente por la política editorial mantenida por su principal empresa, el periódico El País, de jugar al mejor postor, manipular a sus lectores cotidianamente.