La decisión de la presidenta Cristina Fernández, de Argentina, de eliminar la publicidad, explicita o encubierta, favorecedora de la explotación sexual en los medios de comunicación, incluso en sus páginas web, es un paso que desenmascara lo que vienen haciendo desde hace largo tiempo poderosos grupos mediáticos que por un lado exigen al gobierno que luche contra la trata de personas y, por otro, llenan sus periódicos, pantallas de la televisión y sitios web con anuncios clasificados de ofertas de servicios sexuales. Esto último, por supuesto, les da mucha plata.