Tiempo. El tiempo se acelera y los sentidos se agitan. La acampada permanente en la Puerta del Sol de Madrid es vértigo puro. Las horas pasan rápido entre una concentración y la siguiente, pero luego el tiempo se dilata. Las noches se hacen largas. El tiempo se contrae y se expande movido por una marea de gentes. Parece que llevamos años aquí y no han pasado más que tres días: las revueltas son reales cuando modifican el espacio-tiempo.