El discurso en que Obama dio la primera versión sobre el asesinato de Bin Laden, contradicho de inmediato por cercanos colaboradores, a su vez rectificados por otros, ha subrayado lo oscuro e impresentable de la conducta de la elite estadunidense. De la misma manera, desnuda la orgánica integración de “los medios” en el andamiaje de la dominación pues repiten como papagayos todo lo que viene de la cúpula. En lugar de proporcionar a su audiencia información veraz, oportuna y equilibrada y realizar un ejercicio crítico sobre la actuación del poder, manipulan, ocultan y manejan de manera sesgada los acontecimientos a conveniencia de aquél.