Es irrelevante. Puede que sea una película extraordinaria de suspense de Hollywood, un programa doble Osama/Obama (dirigido por Kathryn “En tierra hóstil” Bigelow). Pero el asesinato selectivo del lunes -según nos cuentan, con una bala icónica estadounidense a la cabeza- de Osama bin Laden solo se iguala de hecho con la intrascendencia en que se había sumido la vida de proporciones épicas del padrino de la yihad.