Durante los últimos 50 años, la política de Estados Unidos en Medio Oriente se ha construido en torno de sus muy cercanos lazos con tres países: Israel, Arabia Saudita y Pakistán. En 2011, mantiene diferencias con los tres, de maneras muy fundamentales. Tiene también discordias públicas con Gran Bretaña, Francia, Alemania, Rusia, China y Brasil acerca de sus actuales políticas en la región. Parece que casi nadie concuerda con Estados Unidos ni sigue su línea. Uno puede oír la agónica frustración del presidente, la del Departamento de Estado, la del Pentágono y la CIA, todos los cuales ven que la situación deriva y se sale de control.