Como sociedad estamos jugando -con nuestros grandes bancos, con nuestras instalaciones de energía nuclear- con nuestro planeta. Como en Las Vegas, los pocos afortunados -los banqueros- ponen en peligro nuestra economía y los propietarios de las compañías energéticas que ponen en peligro nuestro planeta podrán terminar con una fortuna en sus manos. Pero es casi seguro que como término medio perderemos, como sociedad, como todos los jugadores.