Es una medida del poderío militar de los Estados Unidos y de lo pobre que son los medios de comunicación, que el país desata guerras contra pueblos y países de los cuales no sabe nada. Aparentemente todo lo que se necesita es una campaña de los medios llamando a alguien, monstruo, o asesino, o llamarlo con ese nombre que lo justifica todo: Hitler; y bombarderos empiezan a cruzar los cielos.