En el 2006 escribí un artículo en The Washington Post que reveló que en el verano de 2003 la oficina del FBI en Miami destruyó cinco cajas de pruebas sobre Posada, después de la misteriosa decisión de cerrar el caso. El hecho de que algunos documentos originales fueron destruidos parece haber dañado el caso del gobierno en este juicio. Algunos incluso han sugerido que la decisión del Departamento de Justicia para obligarme a testificar fue, en parte, una represalia por ese artículo periodístico.