Cuando es invitado a actos oficiales en la residencia oficial de Los Pinos, al embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, siempre se proyecta muy jovial en breves intercambios que sostiene con el presidente mexicano, Felipe Calderón. Pero parte de los cables que despacha continuamente a Washington lo ubican en una proyección muy distinta, al menos a juzgar por determinadas alusiones nada amables con el quehacer del gobierno mexicano y que en estos días ha venido revelando el diario La Jornada.