El cinismo como metodología tiene sus ventajas prácticas: si creemos que los héroes reales no existen, podemos inventarlos. Las cámaras del imperio fabricaron en Iraq algunos episodios falsos: filmaron, por ejemplo, a unos marines superarmados que supuestamente rescataban a una norteamericana “herida en combate” de un hospital “militar” de Bagdad (en realidad, era una soldado accidentada, cuya vida había sido salvada por los iraquíes, y se hallaba en una institución civil de salud).