Levantaron junto a la costa un castillo de arena y, en muy poco tiempo, apenas entraron un par de olas, se ha desplomado. Las mentiras de Bush, Cheney, Rumsfeld, Condolezza, Powell, Blair, Aznar y muchos otros dirigentes del capitalismo sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Iraq, que fue la justificación principal para invadir y ocupar ese país el 20 de marzo de 2003, han sido tan evidentes que hasta sus mismos inventores las han tenido que empezar a reconocer.