He perdido la cuenta de los lugares: La Corbata, Vista Alegre, La Güinera, La Hata. Personas extrañas, centradas en lo suyo. Personas que son el único rostro de lo popular, de lo legendario, de lo valedero. Nunca leerán esto, ni falta que les hace. Lo cual me obliga, por supuesto, a reconsiderar la idea previa sobre los conciertos. Parece que en lugares así funcionan otros códigos. Señas innombrables.