Mientras el dictador de mala fama, Jean-Claude “Baby Doc” Duvalier, regresa a Haití después de 25 años en exilio en el sur de Francia, el Departamento del Estado de Estados Unidos y el Ministerio de Asuntos Exteriores Francés han estado aumentando la presión sobre Haití, un país empobrecido, destruido por terremotos, y asolado por la cólera. No están presionando para que enjuicien al dictador por sus atrocidades, como las organizaciones de los derechos humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han recomendado. La presión es para que el gobierno de Haití acepte la decisión de Estados Unidos y Francia sobre quién debe avanzar a la segunda ronda de la elección presidencial de Haití.