El aniversario número 50 de la muerte violenta del presidente estadunidense John F. Kennedy nos arroja un secreto largamente guardado: tras el asesinato en Dallas, Fidel Castro envió un mensaje por canales discretos a Washington pidiendo reunirse con la comisión oficial que investigaba el magnicidio, para disipar los crecientes alegatos de que Cuba era la responsable. La comisión envió a uno de sus abogados en misión clandestina para reunirse con el líder cubano en un bote en el Caribe.