Ya casi aburren las revelaciones de secretos del gobierno de Estados Unidos. Hace pocos días la torpeza burocrática puso al descubierto parte de sus acciones para promover la subversión contra Cuba, un documento oficial más, para agregar a la interminable papelería confidencial sobre el empeño inútil, que dura ya más de medio siglo, por avasallar a los cubanos.
Causó asombro el torrente de informaciones secretas develadas por Wikileaks acerca de las incontables felonías de la política internacional de Washington. Gracias a Snowden, además, descubrimos que el Imperio espía también a sus aliados y a sus propios ciudadanos.