No vale la pena discurrir sobre las buenas o malas intenciones de quienes nos acercan un trozo de verdad. Agradecer, y punto. La verdad siempre es revolucionaria. En los últimos meses el imperialismo ha quedado al desnudo, en miles de documentos secretos o confidenciales que ha revelado WikiLeaks.
Lo que todos sabíamos, y ellos -en una combinación de fuerza cínica–, no negaban, satisfechos de la sospecha que infunde miedo, pero decían: pruébalo. Aquí están las pruebas, aunque traspapeladas en miles de folios y de palabras vacías.