El ejemplo de Camilo Torres trasciende sus fronteras nacionales. Su espíritu, su pensamiento, su acción, rebasan ampliamente, las fronteras colombianas.
Como paradigma de revolucionario, su muerte física no ha podido evitar su presencia engrandecida en el pensamiento y la acción de los revolucionarios de ayer y de hoy y servirá por siempre de simiente de las nuevas generaciones de revolucionarios en cualquier parte el mundo.
Volver a reflexionar, una y otra vez, sobre su legado, más allá de la anécdota, permite ubicarlo en toda su dimensión conceptual política y ética, redescubrir su capacidad de análisis científico, lo que explica su interés por fundar el primer programa disciplinar de estudios sociológicos en América Latina y reevaluar los porqué de su presencia paradigmática en los movimientos eclesiales.
Volver a Camilo Torres no constituye un acto de nostalgia por lo ya pasado, tal como nos alerta Darío Martínez Morales en su artículo “Camilo Torres Restrepo, cristianismo y violencia”, es un acto de fe en la victoria revolucionaria, es un acto de vida.
Debe reconocerse que su búsqueda auténtica no sólo puede iluminar, polemizar y reorientar la relación de la creencia religiosa con la práctica política sino que también nos evidencia que su búsqueda rebasa los límites de las fronteras cosmovisivas religiosas y se ubica allí donde le es útil a todo hombre bueno y revolucionario, no importa que se conciba a sí mismo como ateo o como creyente. Sus aportes en el campo teorético y práctico tienen validez universal.
Algunos datos, expuestos a continuación, pueden permitir conocer algunas de las primeras valoraciones respecto a su vida y obra, una vez ocurrida su muerte:
- el 16 de abril de 1967, en un suplemento especial de la revista Tricontinental donde se publicó el famoso mensaje “Crear dos, tres... muchos Vietnam, es la consigna”, Ernesto Che Guevara incluyó a Camilo Torres entre “los mártires que figurarán en la historia americana”
- 1ero. de mayo de 1967, se organiza la única concentración obrera autorizada por el régimen militar argentino, restringida a una asamblea litúrgica en la catedral y aunque quedaba presidida por un cardenal vinculado a este régimen militar, un joven distribuyó entre los asistentes una oración, firmada por el llamado Comando Camilo Torres, que convocaba a la lucha junto a los padecían explotación e injusticias. Este acto puede considerarse como uno de las primeras manifestaciones públicas de este movimiento (presente en varios países latinoamericanos)
- agosto de 1967, el movimiento camilista hace su presencia pública en la Primera Conferencia de Solidaridad con los Pueblos de América Latina (OLAS) celebrada en La Habana
- febrero de 1968, se celebra el Primer Encuentro Latinoamericano Camilo Torres, en Montevideo, Uruguay. En este encuentro se reunieron delegaciones de diferentes países constituidas por: dirigentes sindicales, laicos, sacerdotes-obreros, entre otros. El lema de este inolvidable encuentro fue: “El deber de todo cristiano es ser revolucionario, el deber de todo revolucionario es hacer la revolución”
- Según el investigador cubano Enrique López Oliva (al cual le debemos el habernos regalado su conocida obra El Camilismo en América Latina), la revista Cristianismo y Revolución, aparecida en 1966, se desempeñó como el vocero principal del movimiento camilista latinoamericano. Como argumento a la afirmación anterior referencia, entre otros trabajos, el artículo de Juan García Elorrio titulado Bajo el signo de Camilo, publicado en el mes de marzo de 1967 y también el Manifiesto de los Camilos, del comando Camilo Torres de Argentina, publicado en esta revista en mayo de 1969. Dado su importancia hace también referencia a la carta abierta del movimiento Camilo Torres en Chile (publicada en la revista chilena Punto Final, en febrero de 1969).
- Desde 1968 ya se reflexionaba acerca de las coincidencias entre dos revolucionarios fundamentales para la historia de Latinoamérica y del mundo: Camilo Torres y el Che Guevara
- 1968, el argentino Norberto Habergger, biógrafo de Camilo[1] afirmó que Camilo Torres y el Che, aun difiriendo en muchos aspectos, mueren por la misma causa: por los pobres de América, que sus vidas convergen, como debieran converger las de todos los hombres que sientan como suya la suerte de la clase popular
- mayo de 1969, en la entrevista realizada al profesor Leonardo Jeff Castro, entonces presidente del Movimiento Iglesia Joven, este consideró que el testimonio de Camilo Torres y el Che Guevara eran expresiones de un “auténtico cristianismo” demostrado ambos que “la búsqueda del amor para todos significa sacrificios”[2]
- en el 2014, con motivo del 85 aniversario de su nacimiento, se le preguntó a Enrique Dussel que si creía en la existencia de un paralelo entre Camilo Torres y Ernesto Che Guevara, a lo que respondió que Camilo era la figura paralela al Che Guevara, de la misma época y con muertes muy parecidas, en fin que les consideraba como figuras simbólicas que desde un punto de vista político anticiparon una época.
En medio de esta búsqueda de paralelos y similitudes entre ambos, reafirmando estos criterios, Carlos J. Villar en su libro Los sueños sin frontera del Che nos recuerda que Camilo dijo que al intentar realizar el amor al prójimo, el cristiano debe ser revolucionario. Y continuaba explicando:
“Yo opté por el cristianismo por considerar que en él se encontraba la forma más pura de amar al prójimo. Como sociólogo he querido que este amor se vuelva eficaz, mediante la técnica y la ciencia… me he dado cuenta de la necesidad de una revolución para dar de comer al hambriento, de beber al sediento, de vestir al desnudo y realizar el bienestar de las mayorías de nuestro pueblo”.
El Che, por su parte, afirmaba en su ensayo El Socialismo y el Hombre en Cuba:
“Déjenme decirles, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor... Todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo”.
Y en esta búsqueda de paradigmas, de líderes, de modelos, de caminos, no podemos olvidar citar, entre otros, el esfuerzo realizado por la Colección Batalla Ideas (dirigida por el politólogo y sociólogo Atilio Boron) que posibilitó que en marzo del 2010 Ediciones Luxemburgo llevase a cabo el lanzamiento del libro El sueño de Camilo. Selección de Textos Camilo Torres de obligatoria lectura para todos.
Cuba
Desde Cuba también se gestó rápidamente un indetenible sentimiento de solidaridad, respeto y reconocimiento, que aún hoy mantiene su presencia, hacia el sacerdote, el sociólogo y el guerrillero Camilo Torres, señalemos algunos acontecimientos:
• 15 de febrero de 1967, se desplegó un enorme esfuerzo mancomunado para recordar a Camilo en el primer aniversario de su caída en combate, en pro de que su ejemplo sirviera de simiente para el movimiento revolucionario por parte del Centro de Estudios del actual Consejo de Iglesia, del que, para entonces, era su director nuestro querido Reverendo Sergio Arce, del movimiento estudiantil cristiano cubano, del Seminario Evangélico de Teología de Matanzas, de la Conferencia Cristiana por la Paz y del Frente Femenino de la CCP-Cuba .Esta primera jornada se desarrolló bajo el título de: “El Padre Camilo Torres y la lucha armada, acción”.
Este primer encuentro derivó, en encuentros anuales, a partir de 1971 hasta 1983, conocidos como Jornadas Nacionales: Camilo Torres, de las cuales hay una interesante recopilación elaborada por Sergio Arce bajo el título Cuba: un pensamiento teológico revolucionario, en la cual nos expone parte de las intervenciones presentadas en estas Jornadas.
A través de las ponencias expuestas podemos constatar cuanto se ha querido, se ha estudiado, se ha repensado la figura de Camilo Torres en nuestro país. En ellas apreciamos reflexiones de Obed Gorrin, del propio Sergio Arce, de Oden Marishal, de Carlos Piedra, de Manuel Quintero, así como de representantes del Movimiento Estudiantil Cristiano de Oriente, de Camagüey, de Matanzas, de Ciego de Ávila y de Ciudad Habana.
•12 de enero de 1968, en las conclusiones al Congreso Cultural de La Habana el comandante Fidel Castro en su discurso de clausura, leyó la declaración de un grupo de sacerdotes católicos delegados, que se declararon convencidos “de que el sacerdote Camilo Torres Restrepo, al morir por la causa revolucionaria dio el más alto ejemplo de intelectual cristiano comprometido con el pueblo”
•enero de 1968, la revista Pensamiento Crítico, en su número 12, publicó “Por la revolución colombiana”, dada la voluntad del consejo editorial de recuperar la figura de Camilo Torres como dirigente político revolucionario, en el que se habrían fundido el científico y el combatiente guerrillero
•Posteriormente se inauguró el Seminternado de Primaria Camilo Torres Restrepo de La Habana, en cuya inauguración el Comandante Fidel Castro pronunció su discurso “La escuela del comunismo”
•5 de enero de 1969, Fidel inauguró un policlínico con su nombre en Santiago de Cuba.
Especial interés tiene hoy recordar el interesante análisis que hizo el reverendo Sergio Arce, artífice principal en el inicio de estas Jornadas en Cuba, en su ponencia de 1991, conmemorando el 25 aniversario de su muerte en las que reflexionó acerca de la riqueza de la proposición de Camilo Torres referida a la necesidad impostergable del amor eficaz como elemento central de la fe y de la gracia. En su exposición Arce explicó por qué consideraba que en Camilo Torres se unía, muy creadoramente, su vocación sacerdotal íntimamente vinculada a su praxis política revolucionaria. Fundamental se torna también la lectura del comentario presentado en la V jornada Camilo Torres de Oden Marishal acerca del artículo de 1963 de Camilo Torres titulada El hombre bidimensional[3].
La presencia de OAR
No ha quedado un año sin que de un modo u otro no convoque Grupo de Reflexión y Solidaridad Monseñor Oscar Arnulfo Romero (OAR) a la conmemoración y recordación de Camilo Torres en sus aniversarios de nacimiento y muerte.
OAR ha estado presente en medio de estas conmemoraciones. Muy destacada, entre otras, fue la intensa actividad desarrollada en el 2009 celebrando el 80 aniversario de su nacimiento.
En esa conmemoración un grupo de estudiantes colombianos se reunió en la Casa de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) de la Universidad de La Habana y proyectaron un video como inicio de un interesante taller sobre el pensamiento y acción de Camilo Torres.
Por su parte, el Seminario Teológico de Matanzas desarrolló un taller teológico sobre el concepto de “amor eficaz”.
En el Centro Memorial “Martin Luther King, Jr. se inauguró una muestra fotográfica y audiovisual titulada “Camilo en imágenes”.
Y, finalmente, en la Universidad de la Habana se desarrolló un interesante panel bajo el título “Universidad y cambios sociales”, segunda ocasión en que esta casa de altos estudios conmemora el nacimiento de Camilo Torres, ya que a este le precedió el encuentro efectuado en 1991 en medio de una amplia y muy especial conmemoración.
A manera de epílogo
Todos aquellos que hemos tenido el privilegio y el interés de participar en estos encuentros, hemos constatado la posibilidad de enriquecer nuestro espíritu revolucionario y nuestro actuar cotidiano.
Le agradecemos a Camilo Torres desde Cuba, el ofrecer, no solo a los cristianos revolucionarios sino a todo revolucionario, en su sentido más general, su muestra de compromiso ilimitado con la construcción por un mundo mejor, su poderoso relato de vida capaz de conmover y remover el pensamiento y la acción en pro del compromiso revolucionario y el mejoramiento de las condiciones de vida para las grandes mayorías.
Evidente parece que tal como afirma Atilio Boron no debe dudarse de que Camilo se transforme en una especie de icono que simbolice todas las ansias de liberación, de emancipación, de democracia, de justicia y de libertad que hoy reclaman y movilizan a millones.
Aprendamos constantemente de su búsqueda incansable de las convergencias que unen a los revolucionarios. Recordemos que en el segundo número del semanario Frente Unido (Bogotá, 2 de septiembre de 1965) afirmó en su “Mensaje a los Comunistas”:
“Yo no pienso hacer proselitismo respecto de mis hermanos los comunistas, tratando de llevarlos a que acepten el dogma y a que practiquen el culto de la Iglesia. Pretendo, eso sí, que todos los hombres obren de acuerdo con su conciencia, busquen sinceramente la verdad y amen a su prójimo de forma eficaz”.
Mostrando claramente su marcado interés por la unidad revolucionaria alejada de todo sectarismo inútil y dañino.
Para desarrollar esta unidad se asentaba en las afirmaciones de Juan XXIII cuando afirmaba en su encíclica Pacem in terris:
“Se ha de distinguir también cuidadosamente entre las teorías filosóficas sobre la naturaleza, el origen, el fin del mundo y del hombre, y las iniciativas de orden económico, social, cultural o político, por más que tales iniciativas hayan sido originadas e inspiradas en tales teorías filosóficas; ¿quién puede negar que, en dictados de la recta razón e intérpretes de las justas aspiraciones del hombre, puedan tener elementos buenos y merecedores de aprobación?
Teniendo presente esto, puede a veces suceder que ciertos contactos de orden práctico, que hasta aquí se consideraban como inútiles en absoluto, hoy por el contrario sean provechosos, o puedan llegar a serlo. Determinar si tal momento ha llegado o no, como también establecer las formas y el grado en que hayan de realizarse contactos en orden a conseguir metas positivas, ya sea en el campo económico o social, ya también en el campo cultural o político, son puntos que sólo puede enseñar la virtud de la prudencia, como reguladora que es de todas las virtudes que rigen la vida moral tanto individual como social”.
Hoy desde Cuba, teniendo plena conciencia de que queda aún mucho por hacer, de que falta mucho por construir, de que queda mucho por entregar, podemos ratificar los parámetros de la convocatoria de OAR al conmemorar el 80 Aniversario de su nacimiento:
•Hagamos memoria de su vida, de su incansable lucha por la justicia social y la liberación humana, camino para la imprescindible paz.
•Reflexionemos sobre su coherente vocación ecuménica, sus mensajes a diversos sectores sociales y su concepto de amor eficaz.
•Y celebremos la germinación en nuestra tierra latinoamericana de una nueva oportunidad y una nueva esperanza, confiados/as que una sociedad y un nuevo mundo son posibles.
El momento de la lucha en la unidad hace tiempo llegó, la lucha es larga, comencemos ya.
[1]¿Qué piensas tú, hermano latinoamericano?, revista Montevideo, enero, 1968.
[3] En: compilaciónHombres en Revolución, publicada en la Universidad de la Habana septiembre de 1963